JUAN CARNAVAL: La educación es la clave del éxito

Leyenda en Tenexpa, Guerrero

Caramba, no lo puedo creer. Estoy perplejo, no salgo de mi sorpresa. No me cabe la menor duda de que el surrealismo ha hecho en México su nido, que digo nido, una megaestructura tipo Empire State. De acuerdo con el Secretario de Educación, Alonso Lujambio, "las telenovelas pueden ser un instrumento importante para abatir el analfabetismo y el rezago educativo". Y aún hay más: felicitó al productor de telenovelas Juan Osorio (el de los cuernos monumentales) por ser "un gran promotor de la educación". O sea hay que ser cínicos y desvergonzados, pero esto no tiene madre.

Efectivamente, TV Azteca y Televisa son las grandes docentes del pueblo mexicano, han servido como una gran herramienta para dar clases de vanalidad, enajenación, fanatismo, mediocridad, violencia, machismo, ignorancia, hipocrecía, discriminación, nacionalismo barato, xenofobia, implantacion de estereotipos...

En las telenovelas la mujer es estúpida por naturaleza. El hecho de ser bonita, automáticamente la convierte en alguien manipulable y condescendiente, superficial y sufrida. La bonita está en espera del galán -Perseo envidiaría las cualidades del protagonista de la historia-: un sujeto mamadísimo, con gran capacidad económica, poderoso y bien cogelón. Este último antes de amar a la citada mujer bonita cae en la infidelidad porque todas las mujeres son unas zorras y nadie se resiste a sus detalles y encantos.

Entre la chica bonita y el mamado está la intrusa (para utilizar términos telenoveleros). O sea la envidiosa, la cizañosa, la ponzoñosa. Acompañada regularmente de un patiño que es el transa, el manchado, el culero. Ambos se la pasan confabulando toda una serie de maniobras para demoler el autoestima y la vida de la chica linda y lela.

Ya para esta altura, hemos visto en el desfile una pasarela soez de estereotipos por demás denigrantes: la mujer sumisa, el varón sin dinero es un pobre diablo, el dinero como fuente de poder, el negro vulgar, el indígena ignorante, la prostituta sucia, el rico bien portado, la vieja chismosa, el niño bien peinado, el rockero harapiento, el policia servicial, el bombero humilde, el barrio ocioso. La misión de la mujer aparte de cocinar, cuidar y educar a los hijos, es permanecer virgen hasta el matrimonio. Ahora bien, si hay una mujer sexy y atractiva y que manifieta un gramo de su sexualidad o su erotismo se le considera impúdica y una golfa de lo peor...

Finalmente se da una cátedra de Civismo, las villana es juzgada por la ley de dios -nunca por las leyes del ser humano- y su vida culmina con una muerte trágica: la atropella un tren, muere de un navajazo, fallece en un incendio, ahogada y cosas por el estilo. Al villano le va peor, porque se vuelve eyaculador precoz, queda impotente o cosas así. Mientras la chica de noble corazón se casa con el hombre de su vida y viven felices para siempre.

Pan y circo para el pueblo. Que nos siga educando la ternura del Cirilo que se supo ganar el corazón de la pérfida María Joaquina, esa burguesa arrogante. O mejor aún las lágrimas de Lucerito, el desparpajo del Cuau, la señorita Laaaura, el activismo político de Brozo y el humor fino de Esteba Arce y Facundo.

Que nos de clase de Formación Cívica y Ética Javier Aguirre, de Lengua Castellana El Perro Bermúdez, de Oratoria Joaquín López Dóriga, de Literatura Adal Ramones, de Matemáticas André Marín, de Meteorología la pasadita de la media y de Historia Enrique Krauze.

Y yo que pensaba que la frase de la semana se la llevaba el Hugo Chávez argumentando que "el capitalismo acabó con la vida en Marte". ¡Ah pero pinche ultraderecha mexicana! No se deja, no se deja y siempre tiene que acaparar, llamar la atención y robar cámara.