viernes, 15 de mayo de 2009

Honor a quien honor merece

Bendito sea El Señor por permitirnos tener a un Presidente con carácter, valiente, sobrio y que sabe salir de la adversidad ante momentos complicados. Bendito sea señor Calderón, por su buen tino para conformar un gabinete de excelencia, con gente responsable, que nos tuvo al tanto de la crisis sanitaria y por si fuera poco, a diferencia de los tiempos tricolores siempre se nos brindaron datos oportunos, precisos y confiables, tal y como lo exige un país como el nuestro, que avanza con paso firme para consolidar su democracia. Bendito sea Presidente por brindar a los ciudadanos de este país un sistema de salud responsable e integral que ya despierta la envidia de varias naciones europeas, de los chinos discriminantes y de los argentinos envidiosos (a estos últimos Dios ya los castigo y ahora los azota una catastrófica epidemia de dengue). Por eso Bendito sea usted Felipe de Jesús por sacar la cara ante los masiosares. Bendito seas porque a diferencia de otros politicuchos tú no utilizaste este difícil momento de la pandemia de influenza (mal llamada mexicana por algunos hijos de puta) como trampolín político, ni para aprobar reformas sin discusión y además, jamás emitiste un discurso incoherente ni triunfalista. Cuando parecía que esto iba a colapsar, a ser un caos, gracias a ti y a los tuyos -o sea los blanquiazules- todo llegó a buen puerto, alimentando la confianza que tenemos en ti. No en balde ya varios homónimos tuyos, inclusive de la Unión Europea, halagan tu desempeño, tu paciencia y tu temple ante esta situación. Híjole ya le empecé a hablarle de tú, pero es que es retebuena onda usté. La cobertura mediática de los extranjeros fue alarmista y amarillista, afortunadamente acá en México eso nunca ocurrió, gracias a tu firmeza, tu carácter y tu innigualable amor a Dios y a la Patria, las televisoras se comportaron a la altura de las circunstancias, con una amplia cobertura día y noche, día y noche, día y noche, manteniéndonos correctamente informados. Incluso yo mismo, gracias a ellas aprendí a fabricar mis cubrebocas y mi alcohol en gel antibacterial. Será difícil levantarnos, recuperar la confianza en el sector turístico y los días perdidos de clases, pero tú como Jesús a Lázaro harás resucitar junto con ese gigante hombre (no sólo física sino moralmente) Agustín Carstens a esta nación (también gigante) a pesar del desdén de los países envidiosos y al igual que Moisés guiarás por senderos luminosos, perdón perdón, caminos llenos de luz a tu pueblo siempre fiel. Tus manos continúan limpias y nosotros imitamos tu ejemplo. El rey feo

No hay comentarios:

Publicar un comentario