viernes, 1 de mayo de 2009
Indiferencia porcina
Bueno creo que en otros escritos de compas del blog se hacen análisis más conciezudos del tema, pero bueno plasmaré algo.
El ambiente en la Ciudad de México se siente bastante raro. Las calles lucen inusualmente con poco tránsito, la gente se nota tensa, quizás angustiada, la mayoría de las personas usan cubrebocas, se observa un paisaje urbano verdaderamente surrealista, como para película del Buñuel. Las dudas son demasiadas, los números oficiales contradictorios, paupérrimos. Todo mundo habla, opina, rumores por doquier, se dice que esto sólo es un canal distractor, que la influenza no existe, que si los iluminatis, que lo que realmente ocurre es que la industria del tapaboca se estaba colapsando, que el luchador Mr. Niebla tiene la culpa. He recibido correos electrónicos de todo tipo (los cuales agradezco) y bueno este pequeño y melcochero blog servirá para comentar algunos aspectos que me gustaría mencionar, sin ningún afán informativo, pedante ni pretencioso, solamente como terapia de desahogo.
En un principio por el manejo tan alarmista y amarillista, se me ocurrió que indudablemente este tema obedecía a un fenómeno similar que al del chupacabras, sin embargo mi opinión cambió el sábado cuando fui con mi padre al mercado (ni pedo, somos unos pinches mandilones). Los rostros de la gente reflejaban más estrés del común, todo mundo buscaba un cubrebocas, los cuales ya estaban agotados desde un día anterior, la ciudad mostraba una tensa calma. Traté de buscar algo en internet, sólo había recomendaciones para no contagiarse y los síntomas de la enfermedad; M.A. Velázquez de La Jornada mencionaba “un olor a trampa para causar terror en la población”. Pero entonces ¿Por qué se empezaban a oírse señales de alarma mundial? ¿Por qué la OMS volteaba su cara hacia México? ¿Por qué diferentes gobiernos de la Unión Europea mostraron su descontento ante el pésimo manejo de la epidemia por parte del gobierno de México? Cierre de cines, teatros, bares, suspensión de eventos deportivos, partidos de futbol a puerta cerrada. No parecía ser nada más un catarrito. Ante todo esto, el tiránico duopolio televisivo mostraba su cara amable, noble, sí esa que muestran en el teletón o el juguetón, informando a la ciudadanía, manteniéndola al tanto, rifándose el físico. Algo raro pasaba.
Una nueva enfermedad hacia su aparición en el escenario mundial: la influenza Porcina, el lugar la Ciudad de México. En lo personal, no me parece que sea un distractor (aunque en un principio como ya lo dije lo pensé), más bien creo que obedece a un factor de salud pública, que está indudablemente fuera de control y que efectivamente, puede ser utilizado con distintas finalidades políticas. Comentaré mi punto de vista al respecto.
1. En su libro La Peste, Albert Camus relata la epidemia de este mal en la ciudad argelina de Orán. Pa´no aventarme el rollo mareador la obra refleja la situaciones de una comunidad al afrontar una terrible epidemia: los discursos del sacerdote, el toque de queda, la valentía de los grupos sanitarios, el cierre de las puertas de la ciudad, la desesperación colectiva, la cooperación intercomunal, la solidaridad, el debate de los médicos sobre el manejo propagandístico entorno a la epidemia, como el Estado impide la colectividad con el pretexto de la seguridad y el control epidemiológico. A lo que quiero llegar, con sus respectivos matices ¿Acaso la ciudad de México no está experimentando algo similar? Para mi dudar de la existencia de la epidemia es estar cegado ante lo evidente ¿Por qué sectores de la izquierda entonces la niegan? ¿Acaso las epidemias no obedecen a factores de hacinamiento y pobreza? ¿Por qué entonces dudar sin conocimiento de causa? ¿Por qué no manifestar opiniones sobre las causas y consecuencias de un fenómeno? ¿No es más fácil decir que algo no existe sin analizarlo previamente? En lo personal desecho la teoría valemadrista del complot.
2. Lo anterior lo comento porque en un correo FW (el cual ya tiene amplia circulación en la red, esto lo sé porque mi hermana lo tiene también en su buzón) que me hizo llegar un conocido llevaba el título “la influenza la mentira del año”. Este acto es irresponsable. De hecho el correo ni siquiera tiene firma, lo cual resulta aún más irresponsable, pero también cobarde. El argumento o el sustento del mail es la doctrina del shock de Naomi Klein. Para empezar nunca se comenta que la doctrina del shock es un fundamento teórico más amplio El Capitalismo del Desastre. De acuerdo con esta postura el sistema capitalista aprovecha el aturdimiento de los pueblos cuando ocurre un desastre (un huracán, una inundación, un terremoto, una epidemia) para así impulsar medidas, propuestas y proyectos que en otras circunstancias la ciudadanía no aceptaría. Por lo tanto hay una interpretación bastante errónea de quien escribió el correo, pues la influenza no es una mentira, no es igual que la gripe asiática como también se señala y es un problema de salud pública bastante serio. Al igual que la barra informativa de televisa, las declaraciones del Secretario de Salud y de Calderón creo que este correo tiene un considerable sesgo informativo. Cierto que se han dejado ciertos temas de lado dentro de la agenda nacional (Atenco, las Muertas de Juárez, Cananea, la Reforma de la SEP, la aprobación de la Ley del Infonavit) pero no se puede decir tan a la ligera “que la influenza es oportuna” y que esto se hace para “que la gente no saliera a las calles ni comentará nada”. En todo caso el Estado tendría métodos más efectivos de coerción.
3. La civilización occidental se enaltece al declarar con bombo y platillo que ya nadie se muere de sarampión ni de viruela en el planeta. Pero en el mundo actual se acuñan nuevas enfermedades, aún más terribles: el ébola, el SIDA, el cáncer. A su vez el las manchas urbanas crecen como malignos tumores cancerígenos donde nacen las nuevas enfermedades como consecuencia de la pobreza y las desigualdades sociales, a causa de la marginación y de la injusta cobertura de la seguridad social, desacreditar al gobierno diciendo que algo no existe es un análisis superfluo, pues más bien habría que plantearse que problemáticas del sistema político y económico desataron un brote epidémico de tal magnitud.
4. De acuerdo con diversas fuentes al parecer los primeros casos fueron en La Gloria, comunidad de Cofre de Perote, Veracruz. Fuentes como Proceso (1695) mencionan al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) como el epicentro de la epidemia a causa de negligencia médica. Al parecer una persona proveniente de Tabasco llego con los síntomas, se realizó un diagnóstico erróneo lo cual le provocó la muerte a él y a las 12 personas aledañas en la sala de urgencias. De acuerdo con los trabajadores del lugar -desde cuidacoches hasta médicos- el lugar está abarrotado, llega mucha gente enferma y grave y ya varios miembros del personal se encuentran infectados. Incluso se saca a los muertos por ambulancias y no por carrozas fúnebres. ¿Será esto también un complot de la ultraderecha?
5. Un lugar común se ha vuelto (para tratar de disminuir la magnitud del daño) que”todo desastre tiene cosas favorables”, “que indudablemente esto cambiará nuestros hábitos de higiene”, “que así como aprendimos las lecciones del 85 también aprenderemos las lecciones de la influenza”. Dudo mucho que después de este suceso a muchos se nos brinde en nuestros trabajos el derecho al seguro social. Y bueno sólo comentar que desde que tengo memoria yo sólo he visto crecer a la ciudad, sobrepoblarse, construir sobre ella edificios por doquier, hacerse más intransitable, lo cual aumenta el riesgo de vivir en este sitio. Creo, lamentablemente, que del 85 se aprendió poco.
En fin, estos son algunos puntos de lo que quería exponer, quizás efectivamente no haya nada nuevo bajo el sol con estos comentarios, pero siempre es bueno compartir lo que a uno le inquieta, después de todo de eso se trata, de comunicarse (aunque sea através de esta raquítica vía).
el rey feo
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