El flamante presidente Felipe Calderón Hinojosa, el Presidente del Empleo, acaba de enviar a la calle por despido a cerca de 70 mil empleados de Luz y Fuerza del Centro (LFC). El argumento oficial es que era una “compañía insostenible para el Estado Mexicano”, por lo cual la desaparición de la empresa representará un considerable ahorro y evitará el alza de impuestos. El siempre generoso y honorable gobierno, con la finalidad de que la gente no se quede sin un centavo, tiene preparado un monto de 20 mil millones de pesos para indemnizar a los trabajadores. Yo me pregunto ¿Pues qué chingada madre no había dinero?
Los diarios alineados a la derecha ya hablan y celebran con bombo y platillo la buena labor del Estado y las liquidaciones millonarias para los trabajadores del sector eléctrico. Esto sin contar la parafernalia televisiva que se ha montado, donde se tira caca a más no poder sobre “las palancas que había que tener para entrar a chambear en la Compañía de Luz” o “los excesivos privilegios que gozan (o gozaban, más bien) los electricistas a diferencia del resto de los mexicanos”.
Hasta donde conozco, los trabajadores de LFC no gozan de ningún privilegio. Todo lo que tienen: salarios, pensiones, prestaciones de ley, tiendas, es por la lucha de un sindicato contestatario, lucha proveniente desde 1936 y que no ha cesado en su pugna por la libertad, la dignidad y la defensa de los derechos individuales y colectivos.
Yo me pregunto, acaso un trabajador que se mete a las bóvedas subterráneas para el mantenimiento del cableado o que pone su vida en juego cada vez que se sube a un poste con línea viva ¿No merece un salario digno y una pensión justa para él y su familia, después de que arriesgó su vida por 30 años? No, no son privilegios, son las ganancias que han tenido quienes han luchado por eso a lo largo de la reciente historia de México.
Aún hay más: el gabinete presidencial menciona –al igual que en el caso de PEMEX- que el problema es la ineficacia productiva. Esa ineficacia productiva no es culpa del trabajador. Ni madres. Es culpa del modelo de producción arcaico con él que se trabajaba en muchos sectores de Luz y Fuerza, no del trabajador como pretende hacernos creer el discurso oficial. El personal operativo trabaja con lo que puede y tiene a su alcance ¿No acaso, hasta hace poco, muchos ingenieros o diseñadores aun realizaban los planos, mapas y croquis en Luz y Fuerza a mano? ¿Cuántos de ellos trabajaban con programas de autocad (sin licencia) comprados de su propio bolsillo? ¿Cuántos no se daban abasto ante las quejas y sugerencias de los usuarios y concertaban las citas con el usuario gastando la lana de sus propios celulares? ¿Cuántos obreros electricistas no trabajaban con desechos del cableado porque ni un peso se destinaba a lo más elemental del servicio eléctrico?
Entonces que no vengan con discursos baratos de que la culpa de la baja productividad (esa palabrita que tanto les fascina a los capitalistas) es culpa del trabajador, cuando los dirigentes de logística no brindan los insumos suficientes para realizar una operación de calidad (digo, para utilizar otra palabra que también les fascina). Como siempre los culpables de las crisis -tal y como lo planteaba Marx- deslindan su responsabilidad y quienes culminan pagando los efectos políticos, sociales y económicos son los trabajadores.
Ahora bien, hasta donde yo sé, Luz y Fuerza del Centro no generaba energía eléctrica, sino que la compraba a precio de mercado a la Comisión Federal de Electricidad. Obviamente esta es una circunstancia de desventaja y las ganancias eran mínimas para Luz y Fuerza. Por cierto esas ganancias, hasta donde sé, iban a parar a la Secretaria de Hacienda mayoritariamente, quien por cierto es quien fija las tarifas del servicio, tanto doméstico como industrial, este último con múltiples subsidios.
Dentro del marco del neoliberalismo, recordemos que la lógica que se maneja es la del desmantelamiento de los sindicatos y hay que darles más duro a los más contestatarios y rebeldes. Divide y vencerás. Pero la treta de Calderón no es un atentado únicamente contra los trabajadores del sector eléctrico y la privatización de la fibra óptica de la empresa, es un atentado contra todo el pueblo de México, otro trancazo de los de arriba contra los de abajo.
Es parte de la misma maniobra que pretende privatizar PEMEX y reducir el presupuesto a la UNAM. Parte de la misma maniobra que pretende acabar con la seguridad social, pasar los ahorros laborales de toda una vida a la banca privada y que reprime con la mano más dura a cualquier movimiento social.
Finalmente, sólo señalaré lo obvio y lo que se viene diciendo, que el asalto a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, tiene todas las características de un gobierno de corte fascista, estratagemas cada vez más comunes en la era panista en el poder.
El rey feo.