sábado, 20 de junio de 2009

¿Voto de confianza?

Uno no sabrá mucho de democracia, pero en lo personal, no me llama nadita la atención esa nueva campaña “Yo anularé mi voto” promovida por algunos intelectuales como Héctor Aguilar Camín, José Antonio Crespo, Leo Zuckermann y hasta el conductor del programa En Contexto, el derechoso Jaime Sánchez.
A pesar de ello, me parece que algunos planteamientos de este movimiento son válidos, por ejemplo que ni el IFE ni los partidos políticos se anuncien del modo en el que hasta ahora los partidos políticos lo han hecho por medio de sus spots en radio y TV. Pues, sin ningún problema se violan las leyes y acuerdos electorales, como aquel comercial en que supuestamente una revista de espectáculos anuncia una supuesta entrevista con el supuesto actor Raúl Araiza sobre por qué supuestamente este votará por el Partido Verde.
Sufragio efectivo
Pero bueno, a lo que voy es que por lo poquito que me queda de congruencia no iré a ninguna casilla electoral el 5 de julio. Me molesta que el concepto y la idea que se pretenda imponer de democracia se reduzca al hecho único de emitir un sufragio ¿Y después qué pasa?
A lo largo de la “Era Democrática en México” se pueden contabilizar en gran número las estafas electorales que se han suscitado, el más reciente en la última elección presidencial donde se documentó y se comprobó –matemática, visual y políticamente- lo asqueroso y soez del fraude. Entonces ir a emitir un voto, aunque sea nulo ¿No es legitimar a esas instituciones tan ávidas por recuperar su credibilidad?
Pongo otro ejemplo sobre la mesa, o bueno pues, sobre la pantalla: “Tu rock es votar”. Durante la anterior elección para mandatario del país esta campaña nos invitaba a los más jóvenes a acudir a las urnas para escoger al personaje que encabezaría al país. Tenía un lema (o slogan) soberbio, fascista y excluyente “Si no votas, cállate” gritaban enfurecidos Alejandra Guzmán, Big Metra, Natalia Lafourcade, Alex Lora y el ex vocalista de las Víctimas del Doctor Cerebro. Como si el quehacer democrático fuese solamente poner un tache en una boleta. O sea que eres un pendejo si no votas y eres chido si lo haces, porque contribuyes al impulso de una nación. Si votas estás dentro, si no votas estás fuera, pierdes todos tus derechos y tus obligaciones, tus garantías individuales. Algo así.
Por eso, me niego firmemente a aceptar a la clase política que dirige a este país, a la ultraderecha en el poder, el despilfarro electoral, a contemplar una ciudad convertida en un mal collage de plástico con las caras de candidatos de plástico que buscan reemplazar a otros personajes también de plástico.
Me niego a tener que elegir entre el menos malo, entre el que menos roba, entre el más simpático. Me niego a verme obligado a emitir el llamado voto útil o un sufragio -por o para alguien- por el simple hecho de no contribuir con la causa blanquiazul, me niego a votar por un partido que se fundó para combatir al grupo hegemónico y ahora está plagado de ellos, así como también repudio al partido disfrazado de ecologista y al partido encabezado por una dictadora que reprime a los de su gremio.
Por eso opino, en este momento ir a la urna -independientemente de si se anula el voto- es consolidar al IFE y a Calderón, consolidar las ideas caducas y descuadradas de democracia que maneja el sistema político mexicano. Es un voto de confianza para los que están en el poder, esos mismos que cambian el nombre a las estaciones del Metro para reforzar su hegemonía, esos mismos que privatizan la salud –sólo 12% de los mexicanos cuentan con Seguro Social- pero luego se visten de héroes porque “salvaron al mundo de una pandemia con tintes catastróficos”, esos mismos que tejen redes sociales para sólo beneficiar a sus allegados, etc, etc, etc.
En esta ocasión más que nunca, la opción más viable me parece el abstencionismo, pero un abstencionismo no pasivo, con conciencia pues. Por cierto no quiero con esto decir que soy una persona super concientizada, ni mucho menos, solamente manifiesto mi visión de la realidad.
Finalmente, lo previsible vendrá, los noticieros dirán: “una elección limpia, el IFE se muestra como una institución limpia, transparente ante la incertidumbre de algún sector de la ciudadanía. De acuerdo con consultas Mitofsky y los resultados preliminares un porcentaje de 8% de la ciudadanía decidió anular su voto, mientras que el mapa electoral es el siguiente: en la delegación Cuauhtémoc…” Y así por el estilo.
El rey feo
Por cierto las fotos yo las tomé ¿tan bien, no?

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